jueves, 25 de febrero de 2010

APROXIMACION A LA OBRA DE DANIEL BERDALA (por Antonia Cortijos)



La niebla cubre la superficie del cuadro, es suave, sedosa, interioriza nuestra mirada, ejerce de filtro protector entre nosotros y su universo, a veces urbano, a veces naturaleza en estado puro. Las atmósferas de Daniel Berdala hacen vibrar nuestro mundo interior. Por eso frente a ellas nuestra respiración se acompasa y nuestra mirada se pierde en un mundo que sugiere colores, formas, y que nos permite evocar esos espacios del alma donde nuestros sentimientos se mueven con sigilo.

Luego están “ellos”, seres disfrazados de sombras. Seres que nos inquietan, que nos hipnotizan. Fijamos los ojos en ellos con la esperanza de llegar a descubrir su identidad, hasta que como en una simbiosis extraña descubrimos nuestro propio rostro, ese que escondemos, que condenamos a la oscuridad, porque dejaría demasiado al descubierto nuestra intimidad más auténtica.



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